Ansiedad

Los trastornos de ansiedad son una de las razones más comunes para buscar ayuda psicológica. El principal síntoma de los trastornos de ansiedad es el aumento de la ansiedad, que es tan abrumadora que afecta significativamente a diversos aspectos de la vida del individuo y, como consecuencia, deteriora notablemente su calidad de vida. Además de experimentar y expresar miedo a diario, los pacientes también experimentan síntomas físicos como palpitaciones, dolor muscular, sudoración, falta de aliento sin esfuerzo físico e insomnio. La excitación física general varía en duración e intensidad entre los pacientes. 


Las causas de los trastornos de ansiedad son múltiples.

Además de la predisposición genética, los factores de riesgo incluyen:

  • Experiencias de la primera infancia (muerte o divorcio de los padres, padres sobreprotectores, padres demasiado exigentes y poco solidarios, creencias paternas de que el mundo es peligroso, etc.),

  • experiencias vitales estresantes,

  • estrategias de afrontamiento deficientes,

  • ideas y exigencias poco realistas para sí mismos y para los demás,

  • consumo excesivo de alcohol o cafeína, 

  • sexo (el trastorno es más frecuente en las mujeres).

A menudo, otros trastornos mentales, como la depresión y los trastornos adictivos, también están presentes al mismo tiempo.

Los trastornos de ansiedad más frecuentes son:

  • trastorno de ansiedad generalizada,

  • ataques de pánico,

  • ansiedad social,

  • fobias específicas,

  • trastorno obsesivo-compulsivo y,

  • TEPT (trastorno de estrés postraumático).

 

Trastorno de ansiedad generalizada

El trastorno de ansiedad generalizada es el trastorno de ansiedad más frecuente y se diagnostica el doble de veces en mujeres. Los individuos con trastorno de ansiedad generalizada experimentan ansiedad prolongada y persistente, tensión psicomotriz y excitación del sistema nervioso autónomo. Además, están constantemente ansiosos y rumian constantemente cosas que son importantes para ellos (por ejemplo, el trabajo, el dinero, la salud, la familia, las opiniones de los demás, etc.).

El tratamiento se adapta a cada persona y suele consistir en una combinación de medicación prescrita y terapia cognitivo-conductual. Con la ayuda de un terapeuta cognitivo-conductual formado, los pacientes aprenden, entre otras cosas, a reducir su nivel de excitación autonómica, a identificar y afrontar los miedos y a cambiar los patrones de pensamiento relacionados con la preocupación utilizando diversas técnicas .

Ataques de pánico

Los ataques de pánico son frecuentes y los sufre hasta el 30-40% de las personas, pero a diferencia de lo que ocurre en un trastorno de pánico diagnosticado, el pánico no se intensifica hasta la sensación de que el paciente va a morir o a enfrentarse a un peligro catastrófico. Durante un ataque de pánico, el paciente empieza a malinterpretar síntomas físicos que no ponen en peligro su vida (mareos, palpitaciones, ahogo, nudo en la garganta, cabeza vacía, etc.), y los pensamientos de morir o sufrir un ataque provocan un aumento de la ansiedad. El círculo vicioso que se crea de este modo lleva a los pacientes a desarrollar una serie de conductas de protección y evitación. Los ataques de pánico pueden estar provocados por la falta de sueño, el exceso de trabajo y el estrés crónico, el abuso de sustancias psicoactivas, o pueden ser un síntoma asociado a diversas enfermedades. También existe el trastorno de pánico anticipatorio, que es autosostenido porque son determinados estímulos los que desencadenan los ataques (por ejemplo, un pensamiento o recuerdo de un acontecimiento, un olor específico, música, etc.).

El trastorno de pánico se diagnostica cuando un paciente experimenta varios ataques de pánico en un mes que no tienen una causa predecible. También se trata con medicación y psicoterapia (sobre todo TCC).

Ansiedad social

La ansiedad social hace referencia a la ansiedad y los miedos excesivos y persistentes asociados a las circunstancias sociales. Por ejemplo, los individuos pueden tener miedo de parecer inapropiados, ridículos o estúpidos delante de los demás. La ansiedad social puede ser discreta y darse sólo en situaciones concretas (por ejemplo, antes de una aparición pública, frente al sexo opuesto, en el transcurso de una situación, al conocer a gente nueva, etc.) o puede ser generalizada y darse en casi todos los ámbitos. Al igual que en otros trastornos de ansiedad, los síntomas físicos predominantes están relacionados con una sobreexcitación del sistema nervioso autónomo (por ejemplo, sudoración excesiva, palpitaciones, temblores, rubor, respiración rápida, etc.) El diagnóstico se realiza cuando los síntomas han persistido durante un mínimo de 6 meses

Trastornos específicos de ansiedad fóbica

Los trastornos fóbicos específicos se diagnostican cuando se desencadena una ansiedad excesiva ante determinadas circunstancias que no suelen ser peligrosas, por ejemplo, arañas, serpientes, espacios cerrados, hablar en público. A menudo se produce una ansiedad antiespasmódica, y un círculo vicioso general de síntomas físicos, amplificado por la catastrofización, conduce al malestar y a una serie de conductas de protección y evitación. Se tratan con psicoterapia (TCC). 

Trastorno obsesivo-compulsivo

El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es un trastorno del comportamiento caracterizado por pensamientos compulsivos intrusivos, no deseados y repetitivos (obsesiones) y acciones o rituales compulsivos intrusivos y repetitivos (compulsiones). Los pacientes no pueden interrumpir el flujo de pensamientos obsesivos, ni interrumpir y/o abstenerse de realizar acciones compulsivas. Los actos compulsivos más comunes son lavarse las manos constantemente, volver repetidamente a casa y comprobar si la estufa está apagada, si la puerta está cerrada; contar objetos, patrones, disponer objetos en un orden específico, etc. Para el diagnóstico de TOC, los pensamientos obsesivos y los actos compulsivos (50:50) deben estar presentes la mayoría de los días durante al menos dos semanas seguidas. Estos síntomas causan malestar al paciente, se resisten sin éxito e interfieren con su funcionamiento diario en diversas áreas. Se tratan con medicación (ISRS; inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina) y psicoterapia (TCC). 

Trastorno de estrés postraumático

El trastorno de estrés postraumático es el resultado de un trauma que ha amenazado (o puede haber amenazado) la vida de una persona. Por ejemplo, catástrofes naturales, accidentes de tráfico graves, guerra, cautiverio, violencia física o emocional, abusos sexuales, etc. El TEPT también puede desarrollarse en personas que han sido testigos de un trauma, por ejemplo, al enterarse de que un familiar o un amigo cercano ha estado expuesto a un trauma, y si han estado expuestos indirectamente a los detalles del trauma (por ejemplo, paramédicos, médicos, bomberos, etc.).

Los pacientes desarrollan una serie de comportamientos para evitar el recuerdo del trauma reviviéndolo con regularidad, teniendo pesadillas, sintiéndose emocionalmente insensibles o sufriendo arrebatos de agresividad o ataques de pánico. Este trastorno suele ir asociado a depresión, trastornos de ansiedad y trastornos adictivos. Se trata con medicación y psicoterapia (TCC o terapia psicoanalítica).


Trastornos de ansiedad y TNF

Los trastornos de ansiedad son frecuentes enpacientes con y a menudo se relacionan con la ansiedad en relación con los propios síntomas. Ser diagnosticado de un trastorno de ansiedad no significa que éste sea la causa de los síntomas funcionales y/o que usted esté "loco", "mentalmente débil" y "todo esté en su cabeza". Lo cierto es que, con toda probabilidad, los síntomas no mejorarán hasta que el trastorno de ansiedad se trate y gestione adecuadamente. Si sospecha que padece un trastorno de ansiedad, consulte a su médico de cabecera, quien le remitirá a un profesional adecuado.

Estas técnicas de apoyo no sustituyen al tratamiento y la terapia profesionales adecuados. Si sospecha que padece un trastorno de ansiedad, consulte a su médico personal, quien le remitirá a la ayuda profesional adecuada.

 
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