Problemas cognitivos

La cognición representa los procesos internos que intervienen para dar sentido al entorno y decidir qué reacción sería la más adecuada para responder a él. Los procesos internos incluyen la atención, el aprendizaje, el razonamiento y el pensamiento, la resolución de problemas, el lenguaje, la memoria y la percepción.


Los pacientes con TNF suelen manifestar problemas de memoria, concentración, dificultad para encontrar palabras y sensación de niebla en la cabeza. Estos síntomas pueden ser secundarios y aparecer junto con síntomas primarios como trastornos del movimiento, o pueden ser primarios y dar lugar al diagnóstico de un trastorno neurológico funcional cognitivo. Es importante someterse a una evaluación neuropsicológica completa y exhaustiva para determinar si los síntomas son de origen funcional o sugieren un deterioro cognitivo leve o incluso una forma de demencia.


Deterioro cognitivo leve


El deterioro cognitivo leve es un síndrome de deterioro cognitivo mayor que el resultante del envejecimiento normal. Representa un estadio intermedio entre los cambios normales del envejecimiento y la demencia, y evoluciona hacia la demencia(más comúnmente la demencia de Alzheimer) en más de la mitad de los pacientes en un plazo de cinco años. El diagnóstico se realiza sobre la base de lo siguiente:

  • Cambio percibido en el funcionamiento cognitivo (por ejemplo, memoria, concentración, aprendizaje, pensamiento, etc.)

  • Se excluye la posibilidad de demencia clínica

  • Disminución en uno o más dominios cognitivos

  • Funcionamiento independiente intacto (por ejemplo, los pacientes sólo tienen problemas menores, como la incapacidad de recordar la lista de la compra).

  • Ninguna otra causa neurológica, psiquiátrica o médica de deterioro de la memoria.

 

Existen cuatro subtipos de deterioro cognitivo leve:

    • Deterioro de la memoria

    • Deterioro de la memoria combinado con deterioro en otras áreas cognitivas.

    • Deterioro del segundo dominio cognitivo

    • Otras áreas cognitivas se ven afectadas


 Demencia de Alzheimer


La demencia de Alzheimer es una enfermedad caracterizada por un deterioro cognitivo-conductual progresivo que deteriora el funcionamiento diario del individuo y deteriora gravemente su calidad de vida (Wilson et al., 2012). 

Los signos que indican la demencia de Alzheimer incluyen:

  • Disminución de la memoria (dificultad para olvidar/recordar información)

  • Confusión temporal y espacial

  • Problemas de atención y de resolución de problemas (problemas para tomar decisiones correctas)

  • Dificultades lingüísticas (habla y/o escritura)

  • Aislamiento social

  • Cambios en el estado de ánimo y en los rasgos de personalidad

Se necesitan pruebas patológicas para diagnosticar definitivamente la enfermedad de Alzheimer. El deterioro progresivo de la memoria y de otras áreas cognitivas afectadas debe verificarse mediante pruebas clínicas y pruebas neuropsicológicas. También deben tenerse en cuenta los antecedentes familiares de una mutación genética en la EA y/o pruebas genéticas y la ausencia de otra enfermedad o trastorno que pueda explicar mejor el deterioro de la memoria y otros dominios cognitivos. 

Desgraciadamente, aún no se ha desarrollado ninguna prueba para diagnosticar la enfermedad de Alzheimer. Por lo tanto, el diagnóstico implica examinar el diagnóstico familiar y médico del individuo, la evaluación subjetiva de los cambios cognitivos y conductuales, preguntar a los familiares sobre los cambios cognitivos del paciente y realizar pruebas cognitivas, sanguíneas y neurológicas.
Estrategias y factores de protección contra el deterioro cognitivo

 

¿Cómo mejorar las capacidades cognitivas?


  • La reserva cognitiva se refiere a la plasticidad del cerebro y a la reorganización de las redes cerebrales de forma que compensa el deterioro cognitivo normal relacionado con la edad, y representa el almacén cerebral de todas las capacidades mentales que hemos adquirido a lo largo de la vida. Las personas que han desarrollado una mayor reserva cognitiva a lo largo de su vida tienen un menor riesgo de desarrollar demencia y un menor impacto del deterioro cognitivo. La reserva cognitiva se refuerza:

    • Educación

    • Carreras que requieren niveles de actividad cognitiva de moderados a altos

    • Actividades de ocio que implican diferentes dominios cognitivos

    • Bilingüismo (puede retrasar la aparición de la demencia entre 4 y 5 años)

  • La privación crónica de sueño es uno de los principales factores de riesgo del deterioro cognitivo. El sueño es un momento de desintoxicación de los productos de la oxidación y de consolidación de la memoria: la memoria a corto plazo se convierte en memoria a largo plazo, se eliminan los recuerdos innecesarios, se organizan los procesos de pensamiento y se establecen nuevas conexiones.

    Para más información sobre el sueño y formas sencillas de mejorar su calidad, haga clic aquí.

  • Unos hábitos alimentarios saludables pueden ser una protección clave contra el deterioro cognitivo grave y el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer y otros tipos de demencia en la edad adulta tardía.

    El Estudio Longitudinal de Framingham (2010) llegó a la conclusión de que el deterioro cognitivo es más lento en las personas que tienen niveles más altos de grasas omega-3 en la sangre, comen una variedad de frutas y verduras, evitan el azúcar y prefieren fuentes vegetales de proteínas. También se ha demostrado que los individuos con una ingesta elevada de vitaminas E y C presentaban un deterioro cognitivo más lento y un menor riesgo de desarrollar demencia de Alzheimer que aquellos individuos con una ingesta baja de estas vitaminas. En un metaanálisis de 15 estudios que examinaban el efecto del alcohol en el riesgo de desarrollar demencia, los niveles bajos o moderados de consumo de alcohol se asociaron con un menor riesgo de desarrollar enfermedad de Alzheimer y demencia. También hay pruebas de que niveles más altos de ingesta de antioxidantes reducen el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer porque también disminuye el riesgo de desarrollar enfermedades cerebrovasculares (Reit, et al., 2011).

  • Muchos estudios sugieren que la actividad física se asocia con un mejor funcionamiento del cerebro y un menor riesgo de desarrollar enfermedades que son consecuencia del envejecimiento patológico (Erickson, et al.,2013; Frederiksen, et al.,2015; Tan, et al.,2010, Weuve, et al.,2004; Hedden y Gabrieli, 2014).

  • Establecer nuevas relaciones, dedicarse a nuevas aficiones en compañía de otras personas y mantener relaciones interpersonales positivas y afectuosas a lo largo de la vida, afecta a la aptitud adaptativa del cerebro, mejora el bienestar y permite la formación de nuevas vías neuronales (Poulain, et al, 2013; Waldinger y Shulz, 2010; Wilson, et al., 2007; Fratiglioni, et al., 2004). Existen numerosas investigaciones rigurosas que relacionan la inclusión social con un deterioro cognitivo más lento (Fratiglioni, et al.,2004Muchos estudios han llegado a la conclusión de que tanto los jóvenes como las personas mayores que participan en actividades cognitivamente estimulantes, como aprender, leer o participar en juegos mentales, tienen un menor riesgo de desarrollar demencia que las personas que no participan en estas actividades. También se ha descubierto que el entrenamiento cognitivo tiene un impacto en la mejora de la memoria, la resonancia y la velocidad de procesamiento mental en individuos mayores (Reit, et al., 2011).

  • Los lapsus cognitivos son habituales en la población normal. Puede ocurrirle a cualquiera que olvide dónde dejó las llaves, aparcó el coche o si cerró la casa con llave al salir de casa.

 
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