Trastornos del sueño

Las alteraciones del sueño son un síntoma común asociado en pacientes con trastornos neurológicos funcionales (Graham y Kyle, 2017). Un sueño de calidad es la base del bienestar físico y mental, por lo que las alteraciones del sueño tratadas inadecuadamente son un importante factor de riesgo para el mantenimiento y/o empeoramiento de los síntomas TNF. Nuestra necesidad de dormir está regulada por dos procesos en el organismo.


El proceso de homeostasis del sueño

El primero es el proceso de homeostasis del sueño, que es cómo el cuerpo mantiene un estado de equilibrio. Cuanto más tiempo permanecemos despiertos, más se acumula lo que se conoce como presión del sueño, que aumenta nuestra necesidad de dormir. Este proceso está controlado por factores internos, como la acumulación de adenosina en el cerebro, que nos hace sentir somnolientos, pero también podemos influir nosotros mismos en el proceso consumiendo distintas sustancias, como la cafeína. La cafeína compite con la adenosina y ocupa sus sitios receptores en el cerebro, por lo que no sentimos la necesidad de dormir. Pero la adenosina sigue circulando por la sangre, y cuando toda la cafeína ha sido eliminada del organismo, experimentamos una doble necesidad de dormir, ya que nuevas moléculas de adenosina se unen a las anteriores que no pudieron unirse a los sitios receptores a causa de la cafeína.

Ritmos circadianos

El segundo proceso se refiere a cambios cíclicos en el cuerpo que funcionan independientemente de cuánto dormimos y se producen a un ritmo aproximado de 24 horas. Los ritmos circadianos son ritmos naturales del cuerpo que, dependiendo de los cambios hormonales, influyen en cuándo tenemos sueño y cuándo estamos despiertos. Uno de los factores externos más importantes que afectan a los ritmos circadianos es la exposición a la luz diurna y nocturna. La exposición a la luz diurna por la mañana desencadena la secreción de cortisol, que provoca sensación de alerta y disposición para la actividad, mientras que la exposición a la luz nocturna desencadena la secreción de melatonina, que prepara al cuerpo para el sueño. Tomar somníferos altera artificialmente los ritmos circadianos, razón por la cual las técnicas conductuales, también mencionadas más adelante, no suelen ayudar o tener el efecto deseado. Las investigaciones también demuestran que un enfoque cognitivo-conductual para tratar los trastornos del sueño (especialmente el insomnio) es más eficaz que tomar somníferos. Asegúrese de consultar a su médico antes de cambiar la toma de somníferos.

¿Cuál es el papel del psicólogo clínico en el tratamiento de los trastornos del sueño?

El papel del psicólogo clínico es, ante todo, diagnosticar los trastornos cognitivos del sueño y ayudar a tratarlos. Su papel también es preventivo y de asesoramiento, ya que puede concienciar sobre la importancia y la higiene del sueño, las técnicas y los métodos de gestión del sueño. También puede investigar los trastornos del sueño desde una perspectiva neuropsicológica. En su trabajo utilizará principalmente el enfoque de la TCC, sobre el que también puede leer más en la pestaña Tratamiento: Psicología. A continuación encontrará algunos consejos sobre cómo puede ayudarse a sí mismo a mejorar la calidad de su sueño.



Una gran parte de la TCC consiste en explorar y cambiar activamente los pensamientos negativos automáticos asociados al sueño. El sueño se ve a menudo impedido por los pensamientos negativos que desarrollamos, como:

  • Pensamiento negativo: "Si no me duermo enseguida, mañana no podré funcionar".

  • Cambiar de opinión: "En realidad, ya has funcionado durmiendo poco muchas veces. Te sentirás cansado, pero no será el fin del mundo".

  • Pensamiento negativo: "No es normal que no pueda dormir. No es normal que me falte el sueño, me pondré enfermo".

  • Cambiar de opinión: "El insomnio es común y todo el mundo ha pasado alguna noche en vela. Harían falta muchas noches sin dormir para experimentar consecuencias negativas".


Terapia de restricción del sueño

La terapia de restricción del sueño es un tratamiento más drástico para el insomnio, pero a veces el más eficaz. Se basa en la premisa de restablecer los ritmos circadianos en el organismo e implica los siguientes pasos:

  • Permanezca 24 horas sin dormir (para la gran mayoría de las personas esto será una tarea muy difícil y es probable que estén muy cansadas. Si no puedes pasar 24 horas sin dormir, empieza por el paso 2).

  • Empiece por su tiempo mínimo de sueño (rellene un diario de sueño durante una semana y compruebe su tiempo mínimo. Si has dormido un mínimo de cuatro horas, plantéate dormir un máximo de cuatro horas la noche siguiente).

  • Aumente gradualmente sus horas de sueño (añada 15 minutos de sueño cada día, lo que significa acostarse 15 minutos antes que el día anterior).

Después de estos pasos, puede empezar a introducir en su rutina los consejos descritos anteriormente. En caso de problemas de sueño más graves, consulte a su médico, que le derivará a un (neuro)psicólogo clínico si es necesario.

 
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